viernes, 23 de abril de 2010

Motivar la lectura



La imaginación se desborda en los niños (y algunos adultos), cuando los cuentos les rondan en palabras de quienes les leen. Que impaciencia acomodar apenas las letras para formar palabras; que delicia tener una lectora o lector a la mano o al narrador naturalito que saborea historias y las comparte. A Maqroll le gusta imaginar que un señor llamado Álvaro de apellido Mutis lo escribió a él. Me pide abrir el libro Empresas y tribulaciones de Maqroll el Gaviero, para saber qué está pasando, a dónde le han enviado a viajar o qué ha pasado al enamorarse de alguna chica.

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