lunes, 8 de marzo de 2010

¡Gracias por la alternancia!

De Arturo Soto Munguía, ésta su columna El Zancudo(No mata, pero hace roncha), la cual pueden encontrar en varios medios electrónicos, entre ellos, www.dossierpolitico.com.mx:

Han pasado 10 años desde que se ‘inauguró’ la alternancia en México y vistas las circunstancias, cualquiera sospecharía que la susodicha fue un parto de los montes.

No debe sorprender entonces que en seis meses de la alternancia en Sonora, las cosas luzcan más enredadas que como estaban.

Fue el año 2000 cuando por primera vez después de 70 años llegó al gobierno federal el candidato de un partido de ‘oposición’.

O sea, Fox. ¿Quién no se acuerda de Vicente Fox, el que terminó con la dictadura partidista más vieja en América latina?

A Vicente le sucedió Felipe Calderón en 2006, que malquerido y todo, ya no era de oposición, sino del partido en el gobierno.

De entonces a la fecha han pasado diez largos años en los que México sigue apareciendo frescamente en la lista de los países donde sus niños mueren de enfermedades curables, cuando no en el incendio de una guardería construida pacientemente con el material de la corrupción, la negligencia y el tráfico de influencias.

La alternancia de 2000 en México fue un parto de los montes.
Demasiado estruendo para parir un ratón vestido de verde olivo que diez años después, aún anda por las calles metralleta en mano, disparándole a cualquiera que no traiga de guarura al Estado Mayor Presidencial, mientras la ciudadanía no siente lo duro sino lo tupido de la crisis económica.

La alternancia de 2006 en Sonora parece comenzar a recorrer ese caminito.

En el así llamado Nuevo Sonora, lo mismo son asesinados tres dirigentes del poderoso sector transportista, que es baleado el presidente municipal de un pueblito de la sierra, todos por estar en el momento equivocado, en el lugar menos indicado.

Lugares y momentos del Nuevo Sonora que como en el Viejo, también incluyen cualquier supermercado, plaza, changarro, calle, carretera o camino vecinal, a cualquier hora del día o de la noche.

Mientras eso ocurre, el gobierno de Guillermo Padrés sigue montado en un discurso de progreso, unidad, reconciliación, tolerancia, diálogo y algunas entelequias más que no concuerdan con el clima de confrontación que ya bajó de la élite política, a una sociedad de agraviados por una u otra decisión de gobierno.

Mientras el gobierno dice combatir el hampa en una guerra sin cuartel, un solo mini comando en un sedán pone en jaque durante toda la semana, a policías federales, a la estatal y municipales, lo mismo que al ejército.

Este episodio dejó ver muchas cosas, algunas ya muy conocidas, como el grado de control sobre el territorio sonorense que ha logrado el narcotráfico; otras no tantas, como saber que el glorioso Ayuntamiento de Baviácora cuenta con una poderosa corporación integrada por 5 agentes (¡Cinco agentes en plena era de la globalización y los proyectos integrales!).

Huelga decir que Baviácora es uno de los muchos municipios ubicados en la llamada Ruta del Río Sonora, donde además de bellísimos paisajes por donde sube mota y bajan Cuernos de Chivo que es un encanto, usted podrá encontrar toda una gama de emociones fuertes con las que el gobierno del estado pretende convencer a la comunidad Internacional, de que Sonora es un excelente destino para sus inversiones.

Sobre todo si su ramo es el turismo de aventura, vale aclarar.

La más flaca memoria recuerda que uno de los ejes centrales de la campaña de Guillermo Padrés al gobierno del estado, se basó en la promesa de reconciliación.

No era para menos. La sociedad sonorense se encontraba entonces atemorizada por el auge de la violencia criminal, y profundamente polarizada contra un gobierno marcado por la soberbia, el clasismo, el agandalle, el tráfico de influencias, la corrupción y los enriquecimientos inexplicables.

Inexplicables para los órganos de auditoría y fiscalización, se entiende.

Seis meses después de los fuegos artificiales que iluminaron la noche del 5 de julio del año pasado, la alternancia en Sonora ha producido una sociedad atemorizada por el auge de la violencia criminal, y que comienza a ver con recelo a un gobierno marcado por la soberbia, el agandalle, el tráfico de influencias, la corrupción y los enriquecimientos inexplicables para los órganos de auditoría y fiscalización.

Ni más ni menos.

Ayer fueron los ciudadanos que por miles, tomaron las calles para sumarse a una demanda dolorosa: la justicia para las víctimas del incendio en la guardería ABC, entre cuyas llamas, ardieron también los discursos oficiales sobre transparencia, justicia, seguridad social, honestidad gubernamental… Junto a los escombros y los cadáveres infantiles, apareció también la corrupción del sistema nacional de subrogación de guarderías, un negocio millonario regido por el tráfico de influencias que permite a sus beneficiarios hacerse ricos fácil y rápidamente, a costa de la seguridad de los infantes.

Hoy está peor. En Cajeme, el segundo municipio más importante del estado, son ciudadanos que por miles toman la calle para sumarse a un movimiento social, esta vez sazonado con el peligroso ingrediente de los fundamentalismos regionales y las ansias revanchistas de un sector muy belicoso y rico, que todavía se lame las heridas de la derrota el pasado cinco de julio.

Pero El Memo Padrés (yo le digo Memo, no sé cómo le dirán ustedes) está resultando más echa’o pa’ delante que su antecesor inmediato, y empuja su proyecto sexenal con tal ímpetu, que hoy tiene al municipio de Cajeme en uno de sus peores momentos de gobernabilidad.

El gobierno municipal en Cajeme, encarnado en la persona de Manuel Barro, ha sido rebasado por un movimiento social y político que lo puso entre la espada de la obediencia institucional, y la pared de una sociedad que hoy le pregunta si para eso fue que votó por él.

Apenas han pasado seis meses de la inauguración de la alternancia en Sonora y ya estamos reviviendo el final del sexenio boursista, cuando los panistas exigían desde el Congreso local, cesara la campaña del Plan Sonora Proyecta, y el gobernador en turno se montaba en su macho y se asumía como el posesionario único de la verdad y lo políticamente correcto.

Las excelentes crónicas de Froylán Campos y Jesús Noriega, sobre la movilización contra el acueducto El Novillo, son un revelador relato de lo que está ocurriendo en Cajeme en estos momentos.

Es una lástima que el gobernador Padrés, como en su momento lo hacía el gobernador Bours, se informe de lo que sucede en el estado que gobierna, sólo por el canto de carísimas y lastimosas sirenas.

En la pantalla chica, en la radio, en los desplegados periodísticos pagados con dinero que no es suyo, el gobernador Padrés -como en su sexenio lo hizo el gobernador Bours-, supone que puede fincar las bases de su gobierno.

Pero el desprecio a las opiniones divergentes, ha provocado entre otras cosas que desde el sur, se levante una ola de rechazo a las decisiones de gobierno.

Y desde el gobierno, en lugar de conciliar, se atiza la propaganda que descalifica y arrolla con el poder y el control de los medios de comunicación masiva, señaladamente los que son propiedad del gobierno estatal y que se utilizaron descaradamente para lograr la ‘percepción real’ de que el Plan Sonora Proyecta era la solución a todos nuestros males.

Como se están utilizando ahora para convencernos de que el Sonora SI es mucho más que un grupúsculo minoritario de caciques del sur que son bien gachos y no nos quieren dar agua a los eficientes, progresistas, ahorrativos y bien intencionados de Hermosillo y de todo el estado.

Y que con un día y medio de derrame de El Novillo, se puede abastecer durante todo un año a Hermosillo.

Pero una vez más, un cronista le pone voz al momento: “Ayer, entre la vocinglería que repite a coro, a garganta suelta, desgañitándose desde la 6 de Abril hasta la Hidalgo “¡No al Novillo!”, miles de ciudadanos demostraron al gobernador de Sonora que “las cosas están más claras que el agua: nosotros somos la solución; la propuesta de Padrés, el problema”.
Así escribe Froylán Campos desde su tierra, y abunda en detalles sobre la movilización del fin de semana en Ciudad Obregón, donde pregunta:

“--¿Y si se salen con la suya?

El ex alcalde Ricardo Bours Castelo, quien ha compartido la tribuna con sus ex antecesores y predecesores, su padre Javier Tours, Rosas López, Faustino Félix Escalante, Félix Holguín, Francisco Villanueva y Roberto Zaragoza Félix, revira con un aire de seguridad:

“¡Imposible! No se puede pasar por encima de la gente”.

Ayer, antes de caer la tarde, Jimena Leyva marchó a casa. Como ella, niños y niñas, hombres y mujeres, ricos y pobres, esperan que el gobernador Padrés ahora sí, no sólo intente escucharlos, oírlos, sino que atienda su reflexión y suplica:

“El agua es el futuro. No me lo quites”.

En un clima tan polarizado, es conveniente rescatar la advertencia de otro cronista, de los que por supuesto, no aparecen en la pantalla chica haciendo malabares retóricos para justificar su apoyo al programa sexenal de Guillermo Padrés.

En la ola de rechazo al Sonora SI caben muchos, incluidos, como bien advierte Jesús Noriega:

“Cometerá tremendos errores de apreciación ciudadana y de cálculo, aquel que pretenda agenciarse ganancias políticas con esta movilización nacida de la sociedad civil. De hecho, las cuotas amargas de la marcha pacífica y respetuosa, corrieron a cargo de dos o tres perdidosos de la política regional, quienes fieles al estilo gandalla que los distingue, pretendieron hacerse indispensables. Matalotes muy vistos, cuya presencia ensucia cualquier movimiento de la sociedad civil”.

Es una pena, pero así como la alternancia en México no tiene nada qué celebrar en sus diez años, la alternancia en Sonora tiene mucho de qué preocuparse cuando en seis meses, las cosas están peor que como estaban.

No hay comentarios: